Francisco de Paula, Santo
Memoria Litúrgica, 2 de abril …
Hoy también se festeja a:
- • Teodosia de Cesarea, Santa
- • Juan Pablo II, Santo
- • Abundio de Como, Santo
- • Nicecio de Lyon, Santo
- • Juan Payne, Santo
¿A quién buscas?
Santo Evangelio según San Juan 20, 11-18. Martes de la Octava de Pascua.
Por: César Yali Molina Flores, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme poder buscarte de corazón.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18
El día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: «¿Por qué estás llorando, mujer?». Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto». Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: «Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?». Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: «Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto». Jesús le dijo: «¡María!». Ella se volvió y exclamó: «¡Rabuní!», que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ «. María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anunció: «¡He visto al Señor!», y les contó lo que Jesús le había dicho.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de hoy te muestra que el encuentro con Cristo resucitado cambia las lágrimas en alegría. Para que esto suceda hay que buscar a Cristo tal como hizo María Magdalena. Jesús sabía que le buscaba por eso se acerca esperando que vuelva sus ojos a Él, y en el momento que le ve le pregunta, ¿a quién buscas?
Esta pregunta Jesús la dirige a ti, quiere que veas en tu corazón y respondas; es fácil responder «te busco a ti, Señor», pero existe la posibilidad que te busques a ti mismo o busques a otra persona y, aun así, Jesús se acerca para que te des la oportunidad de verle y reconocerle y, al igual que María, te llenes de gozo y puedas decirle «¡Rabuní!» al momento que le escuches decir tu nombre, en tu corazón o de forma audible.
No temas en preguntarte a quién buscas, pues Jesús está a tu lado esperando que tu mirada y la de Él se encuentren. Que al igual que María Magdalena, quien fue la primera en anunciar el kerigma (Buena nueva), puedas decir como los primeros cristianos: ¡Cristo ha resucitado!, y escuchar: ¡Verdaderamente ha resucitado!
«¡Qué bonito es pensar que la primera aparición del Resucitado -según los Evangelios- sucedió de una forma tan personal! Que hay alguien que nos conoce, que ve nuestro sufrimiento y desilusión, que se conmueve por nosotros, y nos llama por nuestro nombre».
(SS Francisco, Audiencia, 17 de Mayo de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy sonreiré a todas las personas con las que me encuentre, para demostrar la alegría que siento porque Jesús ha resucitado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Tiempo Pascual
Los cincuenta días que van desde el domingo de resurrección hasta el domingo de Pentecostés
Por: Teresa Vallés | Fuente: Catholic.net
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
La fiesta de la Pascua es tan importante, que un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.
¿Cómo se celebra el Domingo de Pascua?
Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las gentes.
En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a cabo una procesión que se llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas llevan la imagen de la Virgen y se encuentran con otro grupo de personas que llevan la imagen de Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al Señor.
En algunos países se acostumbra celebrar la alegría de la Resurrección escondiendo dulces en los jardines para que los niños pequeños los encuentren, con base en la leyenda del “conejo de pascua”.
La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.
A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevitos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.
La tradición de los “huevos de Pascua”
El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos se acordó un día de Pascua de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
¿De dónde viene lo del “conejo de Pascua”?
Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue incluyendo la imagen del conejo a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar en Alemania conejos y huevos de chocolate y azúcar para regalar en la Pascua.
Los alemanes, para justificar «cristianamente» la mezcla de símbolos paganos y cristianos, inventaron una muy curiosa leyenda, cuento o fábula, que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que dice así:
Había una vez un conejo que vivía en el sepulcro que pertenecía a José de Arimatea donde depositaron el cuerpo de Jesús después de su muerte en la cruz.
El conejo estaba presente cuando lo sepultaron y vio cómo la gente lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
Cuando pusieron la piedra que cerró la entrada, el conejo se quedó ahí mirando el cuerpo de Jesús y preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas. Pasó todo un día y toda una noche mirándolo, cuando de pronto Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca! El conejo entonces comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y se sintió obligado a avisar al mundo y a todas las personas que lloraban que ya no tenían que estar tristes, pues Jesús no estaba muerto, sino que había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo, símbolo de la vida, los hombres entenderían el mensaje de resurrección y alegría. Desde entonces el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Algunas ideas para vivir el Tiempo Pascual en Familia:
¿Cómo celebramos en familia cualquier fiesta importante? El cumpleaños de nuestros hijos, nuestros aniversarios, un casamiento…
¿Por qué no invertimos el mismo tiempo, dedicación y recursos para celebrar la gran fiesta de la Pascua? ¿Por qué contentarnos solo con repartir huevitos de Pascua?
A ver abuelas y madres…. ¡A preparar la fiesta de la Pascua en familia !!! Para que realmente, todos los signos y gestos durante los 8 días de la Pascua, sean signos de fiesta, que ayuden a todos a comprender el misterio profundo que celebramos !!!
El cirio Pascual de la familia: Una vela grande, más grande que lo común. La decoramos con papelitos de colores, corazones que representen a cada uno de los miembros de la familia. Le ponemos una cruz en el centro. Y en cada uno de los lados de la cruz, el número que representa el año.
Arriba de la cruz la letra Alfa y por debajo de la cruz la letra Omega. Este cirio lo encendemos la noche de la Pascua, y puede acompañar nuestra mesa familiar a lo largo de toda la octava de Pascua.
Signos de fiesta: Globos, guirnaldas, carteles en la puerta de casa, letreros, etc.
La mesa familiar: Durante 8 días se viste de fiesta. Con las mejores cosas, las que ponemos para cuando vienen invitados importantes: manteles, flores, copas…
Huevitos de Pascua: No hace falta «indigestar» a nuestros niños el Domingo de Pascua. La Pascua dura 8 días, y sería muy lindo poder comer algo bien rico en cada una de las comidas de esos días: Huevos de chocolate, postres especiales, golosinas, etc.. Nuestros hijos saben que cuando hay fiesta hay cosas ricas en la mesa. Seamos creativos en preparar algo rico para cada día de esta fiesta!
Saludos y bendiciones: Para cada día, podemos preparar tarjetitas, con algún saludo o bendición especial para cada uno. Las ponemos en la canasta del cirio Pascual, o en el plato de cada uno. Pueden ser deseos, o textos cortos de los evangelios de la resurrección. También pueden ser intenciones, deseos o propósitos a cumplir en este tiempo Pascual.
Gesto solidario: aprovechemos este tiempo de Pascua para pensar en familia algún gesto solidario que podamos hacer en favor de los más necesitados, de Caritas Parroquial, o de algún vecino o miembro de la familia que está necesitando nuestra ayuda. La Pascua siempre nos pone en camino hacia el hermano, y es bueno que podamos concretar este festejo con un gesto de solidaridad.
Asamblea familiar: Sería buenísimo que dentro de la octava de Pascua, nos tomemos un tiempo para reunirnos en una Asamblea Familiar y reflexionar juntos sobre la vida que compartimos.
A modo de sugerencia les proponemos esta dinámica:
1 ¿Qué es lo que más me gusta de la vida? ¿Qué cosas dan sentido a mi vida?
2 ¿Qué es lo que más me está costando de mi vida de hoy? ¿Qué es lo que me hace sufrir o doler?
3 ¿Qué quiero decirle a Jesús resucitado en esta Pascua? ¿Qué es lo que necesito de la vida, para mi vida, para mi historia de hoy?
Seguramente, muchos tiene más ideas, relacionadas con la propia tradición familiar…
¡¡¡A CELEBRAR A CONTAGIARNOS LA ALEGRÍA DE LA VIDA QUE SE HACE PLENA POR EL MISTERIO DE LA PASCUA!!! Que no nos gane el apuro o la rutina… Detengamos el tiempo para celebrar el misterio que está más allá de todo tiempo…
Son fiestas Pascuales,
Son fiestas de la Vida,
Es el Misterio de la Eternidad presente en nuestras historias…
Es Jesús resucitado que sale a nuestro encuentro y quiere festejar su vida con nosotros!!!