Feliz cumpleaños hasta al cielo querido Padre ₣RANCISCO GONƵÁLEƵ PEÐRAƵ
Guatemala, 04 de abril de 2,024.
Isidoro de Sevilla, Santo
Obispo y Doctor de la Iglesia, 4 de abril …
Hoy también se festeja a:
- • Ambrosio de Milán, Santo
- • Pedro Roca Toscas, Beato
- • Pedro Ruiz Ortega, Beato
- • Agatópodo y Teódulo, Santos
- • Cayetano Catanoso, Santo
La fuente de paz
Santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48. Jueves de la Octava de Pascua.
Por: Michael Vargas, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, enséñame a conservar tu paz, a pesar de las circunstancias adversas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes». Ellos, desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: «No teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que tengo yo». Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: «¿Tienen aquí algo de comer?». Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de ellos. Después les dijo: «Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos». Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: «Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Una de las experiencias más enriquecedoras que podemos tener, como seres humanos, es el poder experimentar la verdadera paz en el corazón, una paz que nos da serenidad, tranquilidad, alegría, goce; pero que a su vez es una paz difícil de encontrar.Muchas veces nos parece ajena, imposible en los momentos de dificultad, sentimos temor, nos encontramos desconcertados como lo estuvieron también los apóstoles, nos surgen preguntas, ya que no tenemos las seguridades humanas y, por tanto, no sabemos qué sucederá.
Ante estos momentos, de incertidumbre o de pérdida de paz, el Señor hoy nos quiere mostrar dos maneras de vivir que nos pueden ayudar. En primer lugar,hay que poner en práctica la visión sobrenatural de fe, lo cual quiere decir que, si Jesucristo murió y resucitó por cada uno de nosotros, Él es la fuente de la paz; lo único que tenemos que hacer es confiar más en Él pues su muerte es redención de aquello que nos quita la paz, el pecado.
En segundo lugar, para no perder la paz, tenemos que conservar en todo momento la esperanza, pues por Dios hemos sido creados y, por ende, nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Él como nos enseña san Agustín.
«La paz os dejo, mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da» (Juan 14, 27).
«En la Cruz, ha cargado con todo el mal del mundo, también con los pecados que generan y fomentan las guerras: la soberbia, la avaricia, la sed de poder, la mentira… Jesús ha vencido todo esto con su resurrección. Cuando se apareció en medio de sus amigos les dijo: «Paz a vosotros» (Jn 20,19.21.26). Nos lo repite también a nosotros aquí, en esta noche: «Paz a vosotros». Sin ti, Señor, vana sería nuestra oración y engañosa nuestra esperanza de paz. Pero tú estás vivo y obras para nosotros y con nosotros; tú, nuestra paz».
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy mantendré la paz, a pesar de las dificultades que afronte.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Definición de liturgia
Es el conjunto de signos y símbolos con los que la Iglesia rinde culto a Dios y se santifica.
Por: P, Antonio Rivero | Fuente: Catholic.net
Es el modo como la Iglesia en su cabeza y en su cuerpo místico o miembros puede ponerse en contacto y comunicación con Dios, a través de gestos, palabras, ritos, acciones y así poder participar de la maravillosa gracia de Dios, santificarnos y entrar en esa vida íntima de Dios.
Otra definición más formal sería ésta: liturgia es el conjunto de signos y símbolos con los que la Iglesia rinde culto a Dios y se santifica. Todas las acciones litúrgicas: oración, sacramentos están dirigidas, por tanto, a dar culto a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo, y a la santificación de cada uno de los fieles que forman esta Iglesia de Cristo.
En palabras del papa Pío XII en su encíclica “Mediator Dei”: “La liturgia no es solamente la parte exterior y sensible del culto, ni mucho menos el aparato de ceremonias o conjunto de leyes y reglas…, es el ejercicio del oficio sacerdotal de Cristo”.
En la Constitución Sacrosanctum Concilium, número 7, encontramos esta definición concisa: “ Es el ejercicio del oficio sacerdotal de Cristo, por medio de signos sensibles, que realizan de una manera propia la santificación del hombre”.
La liturgia es, pues, el servicio que el hombre da a Dios, porque Él se lo merece. Y trae aparejada nuestra propia santificación, es decir, gracias a la liturgia nosotros nos vamos santificando, purificando, pues quien entra en contacto con Dios, recibe ese fuego divino que calienta, purifica y perfecciona.
En cada acción litúrgica que realizamos (participación en una misa, en cualquier sacramento, en la Liturgia de las Horas) Dios nos hace participes de su salvación.
Una bella definición nos la ha dado Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la “Sacrosanctum Concilium”: “¿Qué es la liturgia sino la voz unísona del Espíritu Santo y la Esposa, la santa Iglesia, que claman al Señor Jesús: `Ven’? ¿Qué es la liturgia sino la fuente pura y perenne de ‘agua viva’ a la que todos los que tienen sed pueden acudir para recibir gratis el don de Dios? (cf. Jn 4, 10)”(Vicesimus Quintus Annus, n. 1)…”La liturgia es el lugar principal del encuentro entre Dios y los hombres, de Cristo con su Iglesia” (n. 7).
El Catecismo de la Iglesia Católica ha explicado también que la misma palabra liturgia significa, en la tradición cristiana, que el pueblo de Dios toma parte en la obra de Dios. En la liturgia, Cristo nuestro Redentor y Sumo Sacerdote, hace presente en su Iglesia, con ella y por ella, la obra de nuestra Redención (n. 1069).
Deja una respuesta